EL PUNTO DE INFLEXION

Había algo en sus ojos que me dejaba algo intranquilo. Era ese modo de mirar, los ojos siempre brillantes, algo cansados.

Tomaba el 221 cada mañana,o cada tarde casi siempre a la misma hora. Se subía con aire desenfadado, siempre con un par de bolsas. Una de ellas negra. A veces su sonrisa me daba los buenos días, o las buenas tardes. Pero eso fue al principio. Cuando la ví por primera vez. Y me alegró su vitalidad, ese modo de cargar las bolsas y alegrarse de que llegaba el 221.

Ahora era distinto. Ese aire medio desaliñado, aunque nunca incorrecto. Su sonrisa hace días que se esconde dentro del brillo de sus ojos. Y casi nunca se alegra cuando me ve aparecer. Al contrario, parece incluso disgustada y algo enojada, y siempre la veo mirando el reloj. Sin quererlo me preocupa. Me alegraba su llegada pero ahora me crea muchas incognitas. Echo de menos esa sonrisa en sus labios, y esa vitalidad exhultante con la que me daba la bienvenida todos los dias que juntos íbamos a North Finchley.

Presumo que está viviendo un punto de inflexión. Ese lugar donde uno se detiene porque algo no acaba de funcionar. Algo que te importa. Y necesita tiempo. Por eso esos ojos siempre están en algún otro sitio, lejos de aquí.

¡¡Esa mirada la he visto antes en tantos otros ojos!! que ahora empiezo a entenderla...